Fuera de la cancha hubo escándalo, pero adentro hay trabajo. La T recuperó jugadores y piensa en Rosario Central. El DT uruguayo no afloja en los ensayos.
Sin tiempo que perder. Más allá de las denuncias cruzadas y la gran polémica desatada tras la eliminación con Boca de la Copa Argentina, Talleres dentro de la cancha quiere volver a ser protagonista. Este domingo, los cordobeses visitarán a Rosario Central y un triunfo podría volver a dejarlo muy cerca de la punta de la Liga Profesional. El foco nacional se fijó en el arbitraje y lo que pasará específicamente en este partido, pero la T quiere estar a la altura.
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En lo futbolístico, la buena noticia es que habrá varios regresos. Matías Catalán, Blas Riveros, Miguel Navarro y Juan Camilo Portilla, que se perdieron el duelo contra el Xeneize por estar convocados por sus selecciones, ya están a disposición. Por primera vez, Alexander Medina tendrá el plantel casi completo. Casi, porque también hay lesionados. El chileno Bruno Barticiotto y Juan Gabriel Rodríguez, ambos con molestias musculares, siguen al margen.
Otro que tampoco estará es Marcos Portillo, por acumulación de amarillas. Además, podría haber algunas variantes tácticas. Si bien el técnico uruguayo esconde sus formaciones y suele sorprender con el once, un probable sería con: Guido Herrera; Gastón Benavídez, Catalán, Juan Carlos Portillo y Navarro o Riveros; Franco Moyano y Ulises Ortegoza; Sebastián Palacios, Rubén Botta y Alejandro Martínez; Federico Girotti.
Los días de entrenamientos en el predio Amadeo Nuccetelli ganaron en intensidad. El Cacique juega como vive y eso le traslada a sus jugadores. Busca siempre que sus equipos sean protagonistas, a base de la velocidad y vértigo. Ese es su sello, más allá de los nombres. El gran desafío, esta vez, será el poder imprimirle su impronta a una plantilla ajena, de la cual no participó en el armado.
En su primer ciclo como entrenador albiazul, la huella fue notoria. Defensa bien alta, prácticamente en el campo rival, presión, versatilidad y un juego golpe por golpe, intentando siempre pegar primero. Lo mismo que se veía en las prácticas, se trasladaba al campo de juego los fines de semana. La cercanía con los futbolistas permitía que las órdenes llegaran. La confianza, la clave. “Ir al frente, sin miedo”, era otro de sus pilares fundamentales.
¿Podrá bajar su mensaje al actual plantel? Veremos. Lo seguro es que dejará todo por hacerlo. Talleres fue el lugar que le permitió a Medina desplegar sus ideas y donde mejores resultados obtuvo en toda su carrera como DT. Tiene respaldo, la gente lo banca. Ahora, el secreto estará en cambiarle la cabeza a sus dirigidos, para que vuelvan a tener el nivel que los depositó en las primeras planas, por lo hecho adentro de la línea de cal.