River, por el primer tiempo

El equipo de Gallardo sacó la ventaja, aprovechó las lagunas de Boca y eso le alcanzó para quedarse con un superclásico que tuvo suspenso hasta el final.

¿Cuánto poder concentró Nicolás Ramírez, el árbitro del Superclásico, al tomarse esos dos minutos parado frente a la pantalla del VAR y decidir si hubo mano o no de Milton Giménez en el tan festejado empate boquense? Miles, millones de personas contuvieron la angustia o la alegría si eran partidarios del visitante y esperaban su definición. Finalmente lo hizo, anuló el gol y desató bronca, amargura, mucho enojo y algo de resignación en la multitud que acompañó a Boca.

El partido lo ganó River por la mínima y Ramírez demostró con el fallo súper decisivo que está a la altura de semejantes compromisos. El gol de Manuel Lanzini en el minuto 20 del primer tiempo, le alcanzó al equipo de Gallardo para llevarse los puntos. Mereció ese triunfo en la etapa inicial, cuando el propio Lanzini condujo el juego de River, buscando asociarse con un muy movedizo y acertado Colidio, con las proyecciones de Bustos y Enzo Díaz por afuera, el acompañamiento de Simón, que volvió a ser el de la primera época gallardiana.

Boca volvió a mostrar sus lagunas defensivas, al chico Miramón le quedó grande el partido, Cavani casi no tocó la pelota y apenas la dupla zurda de Blanco y Zenón fue la que produjo los mejores intentos desde los costados. Poco de Medina y de Pol Fernández, apenas Merentiel yendo a todas y aguantando a la áspera defensa visitante.

El árbitro Ramírez batió un récord: amonestó a Federico Gattoni a los ocho segundos de juego, tras un manotazo sobre el ídolo uruguayo. Gattoni sintió la amarilla y en el intervalo fue reemplazado por Pezzella, que jugó más tranquilo que él. En ese inicio incómodo para el juez, Ramírez decidió no amonestar al peruano Advíncula y tampoco le mostró la tarjeta a Marcos Rojo, tras un golpe a Colidio.

Fue el inquieto Colidio, quien tuvo el segundo gol en sus pies, pero Chiquito Romero salió rápido y neutralizó el toque por arriba. Entre él y Lanzini, complicaron al fondo local, que hizo agua por el medio con las dudas de la pareja de zagueros. La ventaja fue lógica, porque Boca no lo asustó a River, casi no pateó sobre el arco de Armani. La línea de cinco defensores funcionó y Armani estuvo seguro en esos 45 iniciales.

Pezzella en lugar de Gattoni, Zeballos por el inexpresivo Miramón, fueron los cambios del reinicio. El ingreso del Changuito le dio más profundidad a Boca, aunque después de tantos centros al área, el zurdazo de Advíncula que pegó en la parte superior del travesaño fue la única llegada importante. Algunos cruces defensivos evitaron males mayores, pero Boca fue y lo puso contra su arco a River, que siguió retrocediendo metros, pese al ingreso de Borja.

Ramírez tardó mucho en amonestar primero al lateral peruano y después a Rojo, que juega siempre al borde de la expulsión. Borja se enredó con la pelota cuando un quite lujoso del chico Mastantuono -ingresado por Colidio- lo dejó solito ante Romero, pero Lema pudo frenarlo. El zaguero de Boca se iría expulsado al final por algún insulto al juez, pero había hecho un buen partido, fue el mejor de una defensa desacoplada.

Con Milton Giménez por un muy poco utilizado Cavani, Boca recuperó potencia y se acercó al empate, aunque aquel remate de Advíncula y algunos pases profundos de Merentiel, lo pusieron cerca en el resultado. River resistió, defendió como si estuviera con un jugador menos y perdió eficacia con la salida de Simón. Igual se llevó la victoria, ayudado por la mano que cometió Giménez, en su potente ingreso al área chica llevándose todo por delante. ¿No hubiese sido justo? Hay razones para decir que sí y también para no estar de acuerdo con eso.

Lo repitió Diego Martínez tras el partido, a quien quisiera escucharlo. El técnico sabe que su ciclo ingresó claramente en situación de emergencia. Sin Sudamericana, queda la Copa Argentina solamente, porque el torneo local va alejándolo a Boca de la clasificación a la edición 2025 de la Copa Libertadores y el título parece ya inalcanzable. River festejó la victoria -segunda consecutiva en la Bombonera- y el detalle de haber alcanzado a San Lorenzo para quedar ambos como los dos que ganaron más veces en territorio boquense, 26, desde que el fútbol es fútbol.

Gallardo está de vuelta, armó un equipo con cinco defensores y se va a cranear el esquema de juego y de nombres para recibir a Colo Colo. Diego Martìnez la tiene mucho más difícil: perdió un largo invicto de local justo con el rival histórico y los puntos no ayudan a ilusionarse. En el medio, hubo un partido intenso, que tuvo momentos emotivos, pero que al mismo tiempo demostró cuánto nos falta en el torneo local para disfrutar un juego ofensivo, de jerarquía y con varios goles.

Atrás
Classificação da casa de apostas
Los datos de valoración de las casas de apuestas proceden de fuentes abiertas basadas en opiniones de usuarios reales en Internet