Hizo lo que parecía imposible para Central Córdoba (SE): construir una racha positiva de 10 partidos sin perder, sorprendente por la situación deportiva en la que se encontraba el equipo antes de su asunción.
Central Córdoba de Santiago del Estero tuvo un andar inmejorable en septiembre y comenzó a hacer méritos para ratificarlo en octubre. Porque es uno de los equipos que está en racha en la Liga Profesional y se metió en las semifinales de la Copa Argentina, lo que los llevó a tener 10 partidos sin conocer la derrota, en donde convirtió 15 goles y sólo recibió seis, que sirvieron para salir de la zona de descenso directo y sacarle cuatro puntos de diferencia a Tigre, el último en la tabla anual.
Con poco tiempo y mucho trabajo, supo revertir un arranque complicado. Omar De Felippe convivió con la pesada herencia que había dejado Lucas González Vélez, quien en ocho fechas sólo había sumado un punto en uno de los peores arranques del equipo santiagueño en un torneo nacional. Dejó al Ferroviario en zona de descenso directo, como uno de los que más goles recibía, con 20 en contra, y menos convertía, con siete a favor. Consecuencias de algunas malas decisiones como rescindir contratos y separar del plantel a jugadores con la justificación de descomprimir el prepuesto económico que se encontraba en número rojos, como las estadísticas en la tabla anual.
Con la salida de la secretaría técnica, la comisión directiva se contactó con Don Omar y comenzaron a darle forma a su segundo ciclo en la institución. Desde que llegó, creyó en los que estaban, recuperó algunos jugadores que se entrenaban de manera diferenciada y acertó con los refuerzos que se sumaron: Cristian Vega, José Florentín y Favio Cabral., quienes llegaron para aportarle lo suyo a un equipo que comenzaba a levantar. Relatarlo, con los resultados puestos, parece sencillo. Pero transitar el camino tuvo sus inconvenientes, como las lesiones. Porque en los primeros partidos perdió a un referente y capitán como Vega. El Kily tuvo la continuidad que pretendía en su vuelta al club santiagueño, pero esta situación le abrió la posibilidad de ingresar en el once titular a Florentín. El paraguayo la aprovechó y se adueño de la mitad de la cancha, teniendo como cómplices a Kevin Vázquez, Rodrigo Atencio y Matías Godoy.
La sorpresa fue Cabral. Llegando de Mitre de Santiago del Estero, su clásico rival, en el primer partido que se puso la del Ferro convirtió ingresando desde banco de los suplentes, repitiendo contra Newells, por Copa Argentina, y Sarmiento de Junín, por la Liga Profesional. Todos la órbita de un cuerpo técnico que supo reducir el margen para el error en la última línea, llagando a ser uno de los equipos que menos goles recibe. Se logró con mucho trabajo y un mensaje claro, potenciando las virtudes y tomando consciencia de sus debilidades. Todo ello convirtió a Omar De Felippe en el empleado del mes.
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