Fernando Gago en Boca, Gustavo Quinteros en Vélez y Julio Vaccari en Independiente sancionaron a jugadores por diferentes faltas de disciplina. ¿Hasta cuándo extenderán las medidas?
Elías Gómez fue el primero que se desbarrancó cuando insultó a su entrenador Gustavo Quinteros por sacarlo durante el partido entre Vélez y River. Luego lo siguió Cristian Medina, quien le pidió a Fernando Gago, en su segundo partido en el banco de Boca, no estar a disposición ante Gimnasia hasta que la dirigencia no lo vendiera a Fenerbahçe . Por último, Marco Pellegrino y Diego Tarzia fueron dos de los jugadores de Independiente que participaron de una fiesta en un yate durante un día libre que luego se volvió viral, pero quedaron marcados porque el técnico Julio Vaccari aseguró que “pusieron en riesgo la salud de la institución”.
Más allá de que cometieron distintas infracciones, algunas que pueden calificarse como más graves que otras, todos tuvieron el mismo destino: ser sancionados por sus entrenadores, quienes tomaron una determinación por encima de las dirigencias de la instituciones, y no volver a ser considerados para un partido.
En los tres casos los futbolistas continúan entrenándose con el resto de sus compañeros, pese a que llevan dos fechas sin ser convocados. La situación del defensor de Vélez, quien era titular, parecía que iba a quedar en el pasado esta jornada, pero no fue incluido en la lista para enfrentar a Argentinos Juniors, aunque el partido anterior, contra Belgrano, Quinteros tuvo que recurrir a Agustín Bouzat, antes delantero y ahora reconvertido en volante, para jugar en el lateral izquierdo luego de sacar a Aarón Quirós.
El mismo destino tuvo Cristian Medina, quien fue al banco con el Lobo, pero no concentró frente a Deportivo Riestra y, si bien se entrenó a la par de sus compañeros durante gran parte de esta semana, el viernes Gago decidió que corriera solo alrededor de la cancha, por lo que tampoco irá a La Fortaleza para el duelo contra Lanús.
En el Rojo, los juveniles Marco Pellegrino, quien está a préstamo desde Milan, y Diego Tarzia estuvieron ausentes frente a Godoy Cruz y el viernes no viajaron a Junín para el duelo con Sarmiento. Luego del partido con el Verde, Vaccari evidenció en la conferencia su hartazgo con el tema. “No habló más de Pellegrino y Tarzia”,sentenció.
Es cierto que los entrenadores tienen sus argumentos para castigar a los jugadores que no cumplan las reglas de convivencia, como el caso de Gómez, y que cada situación debe ser evaluada con diferente vara, pero surge una pregunta para la cual no hay respuesta por el momento: ¿hasta cuándo se mantendrán las sanciones?
Todo indica que el desenlace de los tres casos será dentro de un largo tiempo. A falta de ocho fechas para el final del torneo, la situación podría no revertirse. Claro que una falta de respeto hacia el club o la autoridad debe ser sancionada, sobre eso no hay discusión porque no hacerlo pondría a un entrenador en una posición compleja ante el resto del plantel en un ambiente en el que perder la autoridad o el mando de un vestuario sería el final para cualquiera. Son varios los que a lo largo de la historia experimentaron esa situación y tuvieron que abandonar sus cargos.
Pero eso no implica que no se puedan cuestionar las decisiones. ¿Por cuánto tiempo es sostenible un castigo? Hasta ahora, en todos los casos fueron dos partidos, pero podrían sumar varios más. “Ejemplo, advertencia, enseñanza”, dice el diccionario español sobre lo que implica un castigo, aunque aclara que esos sinónimos ya están en desuso. ¿Cuántos encuentros se necesitan para que la sanción se convierta en una lección o aprendizaje? Medina, Pellegrino y Tarzia están recién comenzando sus carreras, a diferencia de Gómez, de 30 años, y un largo recorrido.
¿No utilizarlos es la solución? ¿Puede un castigo remediar algo que se rompió en una relación? ¿El club no debería sancionar al jugador? ¿Este camino es realmente un arreglo o solamente profundiza un problema que fue iniciado por el futbolista? Por ahora hay varias preguntas, pero pocas respuestas.
