El Granate lleva tres partidos sin ganar ni convertir y aunque tiene llegadas, está fallando en la eficacia.
La irregular campaña de Lanús en el presente campeonato podría ser bastante diferente si, sobre todo, en las últimas fechas el equipo hubiese tenido la eficacia suficiente para convertir en partidos en los que generó llegadas pero falló a la hora de la definición.
Ya son tres los encuentros consecutivos en los que el equipo de Mauricio Pellegrino no logra convertir un gol y tanto en los dos empates 0 a 0 ante Gimnasia y Vélez como en la derrota 1 a 0 ante River, se topó con grandes actuaciones de los arqueros rivales. El Granate muchas veces depende casi exclusivamente de lo que genera Marcelino Moreno y para colmo de males Walter Bou, el último en convertir (1 a 0 ante Talleres en Córdoba), casi que no contó con oportunidades.
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Los cuatro goles anotados en siete fechas es una cifra que preocupa en el Sur. Más allá del oasis que fue la goleada ante un equipo de la Primera C como Lamadrid, el hecho de no haber convertido en cuatro de las siete jornadas es algo que deberá mejorar Lanús para no seguir lamentando los puntos perdidos que hoy lo tienen al filo de la clasificación a la siguiente ronda. Marcha octavo con ocho puntos, a nueve del líder Rosario Central, producto de dos triunfos (2 a 0 a Sarmiento y 1 a 0 a la T), dos empates (ambos 0 a 0 ante el Lobo y el Fortín) y tres derrotas (2 a 0 frente a Riestra, 2 a 1 con el Canalla y 1 a 0 a manos del Millonario).
Lo próximo para el Granate es la vista al estadio Juan Bautista Gargantini, donde intentará cortar la sequía, ante Independiente Rivadavia de Mendoza el domingo 2 de marzo desde las 17 horas