Con la permanencia asegurada en la Liga Profesional, en Santiago del Estero le apuntan a la Copa Argentina. El próximo jueves, en San Nicolás, enfrentan a Huracán, donde contarán con la presencia de su guía espiritual.
Durante el recorrido por las diferentes instancias, Central Córdoba de Santiago del Estero contó con la ayuda de una intervención sobrenatural de origen divino, porque existe un Santo Padre que aportó para el gran presente deportivo. Con fe y confianza supieron hacerse fuertes ante las adversidades, aislándose de los malos momentos y dejando rivales en el camino. Pero a la historia que comenzó con Abel Balbo continuó con Lucas González Vélez para finalizar de la mano de Omar De Felippe tuvo algunos toques mágicos. Pasaban los técnicos, pero algunos rituales se conservaban. Las sanas y buenas costumbres se seguían cumpliendo. Algunas de ellas conocidas, como la caminata a la Basílica, la activación en el mismo lugar y a la misma hora. Mientras que hay otras que el plantel mantiene en secreto.
Aunque el misterio siga sin ser revelado, el Sumo Pontífice santiagueño se habría tomado en serio su papel y sería el responsable de acercarle al plantel algunos elementos sagrados. Algo que se realiza durante la semana previa a los partidos y que habría contribuido para la racha positiva de 11 encuentros sin perder, con seis victorias consecutivas. “Vamos a seguir con la fe intacta”, tiró el Papa Ferroviario sin dar pistas, aunque promete contarlo en caso de avanzar a la próxima instancia. “Ahí vamos a revelar el secreto. Con la permanencia asegurada, ahora vamos por el segundo milagro: la Copa Argentina”.
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La llegada de los hermanos De Felippe fue como una bendición para el equipo santiagueño. Porque supo potenciar a un plantel que venía golpeado por los malos resultados y lo metió en las semifinales de la Copa Argentina, quedando a 90 minutos de igualar la mejor campaña de Central Córdoba en la competencia: ser uno de los finalistas. Algo que logró en 2019, donde fue subcampeón y se quedó a un par de minutos de jugar Copa Libertadores. Ahora, van por la revancha y quieren levantar el trofeo. “Es nuestra, esta vez, no se nos escapa”, una manifestación de fe del Papa del Ferro, que junto a sus discípulos creen que todo puede ser posible. “Vamos por la Copa, por la final, tiene que ser nuestra”, gritaba. Una ilusión que se basa en revelaciones deportivas de una racha histórica: “Estamos pasando un gran momento, después de la malaria. La gente supo tener la confianza de que se podía salir de la situación y el mensaje les llegó a los jugadores”, explicó Miguel, otro de los que elige creer.
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