Hay derrotas de final de ciclo y hay derrotas de inicio de ciclo

El River de Gallardo mereció al menos el empate pero perdió el invicto tras la llegada de su técnico. Con el ejemplo de Boca, no puede desatender la tabla acumulada de 2024.

Tras una seguidilla infernal que determinaba el semestre, contra Colo Colo -y en menor medida Boca-, River perdió el partido prescindible, el que menos secuelas dejaba en caso de derrota: frente a Talleres. Los tropiezos no se eligen, y tampoco su forma, pero el equipo de Gallardo cayó con la bronca de la injusticia y no del nivel de juego: en el segundo tiempo mereció, como mínimo, el empate. 

El fútbol tiene estas cosas. Así como la serie contra Colo Colo terminó sin ninguna atajada relevante de Brayan Cortés, el arquero chileno, y casi el único disparo al arco de River el martes -al menos el primero- terminó en el 1-0 de Facundo Colidio, en el domingo del Monumental se sucedieron las chances pero, entre el palo, la mala puntería, la actuación de Guido Herrera y la fortuna esquiva, el gol siempre tocó la puerta pero no terminó de llegar.

En un partido que River apenas pudo preparar -los titulares tuvieron licencia dos días tras el triunfo ante Colo Colo y algunos de ellos ayer parecieron agotados-, la macana de Paulo Díaz abrió la serie de infortunios: no es la primera del chileno, un jugador de selección que abrió la serie contra Talleres en Córdoba, fue recientemente ovacionado en el Monumental y jugó muy bien en la Bombonera, pero que suele regalar alguna “Pauleada”, tal como los hinchas empiezan a definir errores out of context: en su legajo figuran los partidos contra Tigre en la Copa de la Liga 2022 y su expulsión infantil ante Colo Colo en Santiago. Suena extraño decirlo para un jugador de su categoría pero tantos errores gratuitos tal vez no le resulten gratis: Leandro González Pires demostró estar en su mejor nivel de los últimos meses.

Es curioso pero el River de Gallardo también tiene este tipo de partidos en los que el gol no llega por los caprichos del fútbol: algunos recordaron la serie contra Independiente del Valle en 2016 y otros la insólita derrota contra San Lorenzo en 2019. Si el ciclo de Martín Demichelis vivía mirado de reojo pero no paraba de sumar puntos en el Monumental, el del Muñeco cada tanto pierde puntos en situaciones inesperadas.

A 33 puntos del final del torneo, si Vélez gana este martes en Rosario se parecerá mucho al final del sueño del bicampeonato, retener la Liga ganada en el primer semestre de 2023. Así como la Libertadores es la obsesión -y así lo volvió a cantar el público en la despedida ante Talleres-, la tabla anual es la obligación: aún en semifinales de la Copa, River debe asegurarse la clasificación a la Copa 2025 por la sumatoria de puntos para no repetir el ejemplo de Boca en 2023 .

A una semana del Suplantazo, el partido en el que River le echó a Boca al técnico -Diego Martínez-, a su “mejor jugador” -al menos así definió Juan Román Riquelme a Pol Fernández- y dejó en el precipicio a su figura del año pasado -Sergio Romero- y a su capitán -Marcos Rojo-, la derrota de River no fue de final de ciclo de comienzos: terminó el invicto de Gallardo luego de 10 partidos.

Con una mirada optimista -y seguro es la mirada de Gallardo y de la mayoría de los hinchas, aun respetando a un rival fuertísimo como Atlético Mineiro-, River está a 270 minutos de la Copa Libertadores. Pero la tabla anual, incluso en partidos caprichosos como ayer -encima contra un rival directo-, no debe ser desatendida.

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