El Gallego arrancó con el pie izquierdo su ciclo en el Guapo, analizó la caída 1-0 ante Banfield y dio detalles de la mudanza al estadio de Riestra, de “dimensiones similares” al de Olavarría y Luna.
No fue el debut soñado para Ruben Darío Insua como técnico de Barracas Central. En un duelo de necesitados, su equipo cayó 1-0 como local frente a Banfield por la fecha 14 de la Liga Profesional. Luego del partido, el Gallego vertió su análisis de las acciones y explicó por qué decidieron dejar de jugar en la cancha de Huracán.
“La idea es que el equipo, a través del día a día y mucho trabajo, pueda volver a ser fuerte y competitivo. Trabajamos dos semanas, todo lo que pudimos. El equipo por momentos lo hizo bien, por momentos no, pero los jugadores tuvieron una buena predisposición”, abrió el experimentado DT.
Y profundizó sobre las virtudes y defectos en el terreno: “El equipo corrió hasta el final, nos faltó juego, claridad, nos quedamos abajo en el marcador y terminamos jugando con cinco jugadores en ataque. No pudimos empatarlo, nos costó ganar los duelos individuales, es mérito del rival también, que se agrupó bien en defensa los últimos 20, 25 minutos”.
Luego de su presentación oficial, Barracas anunció que dejará de jugar como local en el Tomás Adolfo Ducó de Huracán y lo hará en el Guillermo Laza de Deportivo Riestra, como sucedió esta tarde con el Taladro. Si bien muchos hinchas pensaron que se trató de una decisión de Insua, teniendo en cuenta que está muy vinculado a San Lorenzo, él mismo aclaró: “Fue una idea de la dirigencia del club y yo estuve de acuerdo”.
A su vez, contó los motivos de la mudanza: “Existe la posibilidad de que Barracas vuelva a jugar en poco tiempo de local en su propio estadio, me parece bien acelerar los tiempos y jugar en un campo de juego y en un estadio con ciertas similitudes. Me parecía correcto. El equipo lo venía haciendo en la cancha de Huracán, que es un muy buen estadio y tiene un muy buen campo de juego, pero es una idea correcta de intentar ganar tiempo, que el equipo se acostumbre a jugar en un hábitat que en el futuro se le va a plantear con volver a tener su propio estadio”
Luego de haber dirigido a su hijo Robertino en Ecuador, ahora le toca hacer lo propio con Rodrigo en Olavarría y Luna: “Lo tomo tranquilo. Acá es uno más, todos son iguales. Cuando sale del hábitat laboral vuelve a ser mi hijo”.
