El Ciclón mejoró considerablemente desde que tomó las riendas el experimentado técnico. Solidez defensiva, Muniain capitán, varios puntos altos y goleadores inesperados.
Un verdadero fierro caliente agarró Miguel Ángel Russo. Se hizo cargo de un San Lorenzo alicaído, que no hacía pie en la Liga Profesional y venía de ser increpado por la barra brava. En poco menos de un mes, el clima en Boedo y Bajo Flores parece ser otro: los resultados aparecieron, también varios puntos altos en defensa y ataque.
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Cinco partidos dirigió hasta el momento con el buzo azulgrana. Ganó en su debut, 1-0 a Barracas Central en el Nuevo Gasómetro; luego perdió por la mínima con Independiente Rivadavia en Mendoza; volvió a festejar por 1-0 en Santiago del Estero frente a Central Córdoba; empató 1-1 con Estudiantes de local; y se despachó con un ajustado pero valioso triunfo el último fin de semana en Rosario. Diez puntos cosechados sobre 15 en juego.
Además, no le tembló el pulso a la hora de tomar una fuerte decisión en el vestuario: le dio la cinta de capitán a Iker Muniain, el talentoso volante vasco que fue preservado en el último encuentro por una molestia en el en el aductor derecho.
Si bien el Ciclón nunca se impuso con holgura, y de hecho sufrió más de la cuenta en algunas ocasiones, lo cierto es que logró ser contundente en ataque y sólido en el fondo. Golpear en el momento justo y nunca bajar la guardia. Apenas recibió dos goles, un fiel reflejo del buen momento de Gastón Chila Gómez y sus compañeros en defensa.
En cuanto a los últimos metros del campo, Russo encontró a dos goleadores inesperados: Ezequiel Cerutti, autor de un bombazo en el Único Madre de Ciudades, y Nahuel Bustos, quien cargó la barra de potencia en el Gigante de Arroyito días atrás y colgó la pelota de un ángulo. Ambos mejoraron su desempeño y pudieron sacudir las redes, como así también Alexis Cuello e Iván Leguizamón.
Todavía quedan muchas piezas que ajustar, pero mientras los resultados acompañen será todo más sencillo. Miguel demostró que tiene muñeca para corregir sobre la marcha y enrumbar hasta la situación más adversa. Quedan 15 unidades en juego y San Lorenzo (44) está a nueve de Independiente (53), el último que estaría clasificando a la Copa Sudamericana. Ese es el gran objetivo para cerrar el año.
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