Las canchas de Racing, Independiente, Rosario Central, Belgrano y Quilmes son algunas de las canchas que se dieron el lujo de portar esta obra en las afueras. Martín Kazanietz, el creador, charlo con TyC Sports sobre su huella artística en instituciones emblemáticas.
El arte, en todas sus formas, siempre puede representar características sociales. La música, el baile y, también, la pintura. La búsqueda constante para descubrir el camino fue lo que le regaló a Martín Kazanietz el maravilloso lujo de vivir de la pintura, tras encontrar su mano mágica en, nada más y nada menos, retratar el fútbol.
Ahora, “El Gordo Pelota”, su icónico apodo, es el protagonista de una campaña junto a Quilmes y está pintando una serie de murales en los clubes más icónicos del país. Racing, Independiente, Quilmes y el Parque de la Cervecería, Rosario Central y Belgrano ya están listos. Todavía faltan dos y él, fanático de Boca, sueña con dejar este huella en la Bombonera.
Mirá también
A 30 años de Racing y Maradona: de una relación breve y con pocas alegrías a un recuerdo eterno y con orgullo
Estas pinturas, que no son una más en las calles principales de las canchas argentinas, tienen una particularidad que deja marca registrada y respetan un boceto: una marea de hinchas con pilusos, amontonados, que cuentan la historia de la institución a través de ellos.
¿Qué se quiere mostrar en estos murales?
– Querían mostrar cómo es el hincha local. El desafío era mostrar algo particular de cada club, pero que, a la vez, tenga algo que nos identifica a todos como hinchas. A medida que los clubes se fueron copando con la idea, fueron saliendo los murales.
Primero se pintó en la de Quilmes. Más tarde, en los dos de Avellaneda, Rosario y Belgrano. “La idea era identificar con algo particular a cada club, pero también seguir una misma idea en todos los murales, una lógica general. El boceto era hacer una especie de marea de hinchas, que se ven todos agrupados con los pilusos”, explicó. Una pieza clave en cada pintura, la superficie donde estarán escritas las canciones, los ídolos, frases icónicas y otras representaciones. El Gordo Pelota lo define mejor: “El piluso se transforma en un vehículo en el que podés contar la historia de cada club”.
¿Cómo fue la repercusión con los hinchas? ¿Te llegan comentarios?
– Cuando pintás en la calle, la gente pasa y te ve. Entonces veían que algún piluso hablaba de una canción histórica, otro de algún logro deportivo, otro de un ídolo, etcétera. También está la gente propia del club y te tiran ideas. Eso está buenísimo. Nosotros fuimos con un boceto que aprobó la marca y el club, pero estar ahí te cruza con la gente y te dan ideas. Nos pasó en Quilmes, con el Chicha Velazquez -ídolo de la institución que ahora trabaja en el club- que siempre estaba ahí e iba diciendo qué se podía hacer.
Ahí está la esencia del pintar en la calle: la interacción con la gente y la sensación de que frenen por un segundo a contemplar el arte. “Hay mucho ida y vuelta con la gente que pasa y con lo que va sucediendo en el espacio, que después se transforma en gente que se saca fotos, que te etiqueta, o que me mandas fotos de amigos que pasaron y se sacaron fotos. Te va dando la experiencia de pintar algo que está vivo. Tiene mucha repercusión en redes y en la vida real.”, contó el muralista, orgulloso de su trabajo.
Y es que la mayoría de estas obras están en los accesos o en zonas muy transitadas y no pasan desapercibidas. La de Racing está en el playón principal, la de Quilmes está en el ingreso a la popular, la de Central en el acceso 4 y la de Independiente en una de las puertas principales.
¿Cómo fue crear ese boceto? ¿Qué encontraste en común de cada club para pintarlo de esa manera?
– Cada hinchada tiene sus colores, sus particularidades. Pero de lejos tenemos muchas cosas en común: banderas, multitud de gente, trapos, etcétera. Pero si miramos de cerca, cada uno tiene un detalle que lo distingue del que tiene al lado y las cosas de las que se jacta cada uno. Entonces la idea fue esa, hacer una marea de hinchas que, si no fuera por los colores, por los pilusos y lo que aparece, la lógica es la misma, son fanáticos argentinos. Pero si te metés en cada piluso y ves la historia de cada uno, empieza a aparecer eso que lo hace único a cada uno.
El Gordo Pelota no se guió por los datos básicos o los más conocidos de las instituciones, sino que desarrolló una investigación previa. “Todos conocemos que la canción más conocida de Racing es ‘traigan vino que juega la Acadé’, pero quizás descubrís otra que también lo es, que no la conocías y es algo diferente, destacable. O descubrir que en Quilmes se inventó lo de tirar papelitos a la cancha”, desarrolló.
Y sí, fue en un partido del Ascenso entre Banfield y el Cervecero, en 1961. Años después, los hinchas homenajearon al Indio Gómez, su gran ídolo, quien había entrado a la cancha en helicóptero, lanzando miles de etiquetas al aire desde los tablones. Esto no fue un dato al pasar para Martín y no dudó en retratarlo en el mural que está en las afueras del Estadio Centenario: uno de los pilusos lleva el nombre “Indio”, junto con un helicóptero. A esto se refiere con las pequeñas grandes cosas que identifican a cada club.
También le pasó con la historia del perro Boneco, la mascota de la suerte para Independiente en la década del 70 que, por supuesto, tiene su lugar en el mural que vive en Avellaneda. “Esos datos están buenos porque vas surfeando más allá de las cosas que todos sabemos. Fui encontrando historias, frases, canciones, efemérides que hacen a cada club e hinchada única”, reflexionó y remarcó el por qué del objeto elegido: “Hay una cosa que a mí me encanta del objeto piluso. Siempre viene con algo, con una frase, un escudo, alguna mascota. Tiene tipografía, objetos, imágenes, personajes. La fantasía fue mostrar cómo sería cada uno por cada historia que tiene el club”.
Martín, nacido en La Pampa, arrancó en la calle. Encontró su arte a través de los graffiti y se fue encontrando a sí mismo. Se animó a hacer obras más elaboradas, tanteando materiales, creando. “Hay cosas que las aprendí al estar afuera. Cuando me quise dar cuenta estaba haciendo un imaginario propio”. Después, pasó al taller, que lo tiene en Viedma, donde vive. Fue más sencillo pintar en otro soporte pictórico por las dificultades del muralismo. “Estaba acostumbrado a lidiar con aspectos como la contextura de la pared, las irregularidades, condiciones del clima, tiempo, y otras condiciones que conlleva trabajar en un mural. Cuando pasé al taller estaba re cómodo”, contó.
Sin embargo, pasar de lo más grande a lo más chico, fue complicado: “Cuando hice graffiti o murales en la calle, es todo mucho más grande, pintaba con todo el cuerpo, la extensión de todo el brazo, es casi como bailar. Y cuando pasé al taller es mucho más chico, se trabaja más con la muñeca. En un mural no se puede ser tan detallista como en el taller porque no se terminanunca, podés estar un año entero”.
El Gordo Pelota, llamativamente, no se refiere a su interés por pintar al fútbol. Un apodo de sus amigos trascendió a su arte y, el pibe que pintaba grafiti en la calle necesitaba diferenciar su firma cuando pasó a los murales. “Mis amigos me dicen Gordo. Y cuando pintaba graffitis, le puse mi firma, un apodo. Yo ponía Gordito. Y en el momento en el que giré de pintar grafitis a murales, usé Gordo Pelota como para diferenciarlo. Pero lo usé un tiempito, muy poco, para firmar obras”, contó. Pura coincidencia que terminó encajando a la perfección.
¿Siempre pintaste fútbol? ¿Qué impronta le das?
– Cuando arranqué con mi propio imaginario, me encontré con una escala infinita de posibilidades. Busqué una especie de marco sobre lo que yo quería mostrar y pintar. Sentía que no había un Molina Campos del fútbol amateur. Pensaba que ese fútbol 5 en el que estamos adentrados, no estaba reflejado desde la pintura. Arranqué a pintar y con el tiempo se fue abriendo a otras aristas del fútbol. Trabajé como ilustrador para revistas de fútbol, hice muestras individuales sobre el tema, y así creo que llegó Quilmes a mi trabajo.
Hay ficción en tus pinturas, un expresionismo, el estilo en los rostros de tus personajes…
– En el momento en que empecé a desarrollar y a indagar, es inevitable estudiar e interiorizarse en la historia de la pintura. Y cada pintura que hago, de alguna forma, dialoga con la historia de la pintura. A medida que desarrollé mi práctica, vi muchas cosas que te permite la pintura. Un tiempo hice aquello que la gente puede leer e interpretar; y después me pasé al lado de inventar una forma, un escenario, un momento.
Boca, uno de los siete clubes en el proyecto
Ya se dio el gusto, pero falta el típico muralismo que caracteriza a este proyecto. “Soy de Boca, 100% bostero. Pinté en la cancha de Boca, me di ese lujo”,recordó con una sonrisa que refleja su fanatismo xeneize.
Es uno de los clubes que faltan para pintar dentro de las siete instituciones. “Pinté directo para un proyecto de Boca. Para mí fue increíble. Lo que te dije que podía hacer en una semana, tardé un mes”, expresó, una vez más, entre risas. Fue una excusa para estar en el club de sus amores: “Lo hacía tranquilo, me quedaba más tiempo, me quedaba a comer. Lo usé como una excusa para estar todos los días ahí, mucho más que para pintar. Fue una experiencia espectacular, lo pinté con ayuda de unos amigos hinchas de Boca también, y estuvo buenísimo”.
Pintaste Rosario, Belgrano, Racing, Independiente y Quilmes. Faltaría Boca y uno más. ¿Con River hay algún arreglo o no querés pintar?
– Las dos. No sé qué va a pasar. Es parte del plan.
