El 17 de agosto de 2005, hace exactamente 19 años, la Pulga disputó su primer partido con la Albiceleste y vio la roja a los 47 segundos por un manotazo ante un jugador de Hungría.
Con el número 18 en su camiseta y una melena al viento que le cubría la frente y se revoloteaba en cada trote, Lionel Messi hizo su debut en la Selección Argentina. Fue un día como hoy, pero de 2005, después de haber ganado el Mundial sub-20 en Países Bajos. El partido en cuestión fue un amistoso frente a Hungría, pero la Pulga tuvo una actuación bastante frustrada.
Hugo Tocalli, entonces ayudante de campo de José Pekerman, le dio las últimas indicaciones al oído antes de que ese joven de 18 años saltara al campo de juego a los 21 minutos del segundo tiempo en lugar de Lisandro López, pero sobre el verde césped, donde tantas alegrías le dio a los futboleros y a los argentinos en los últimos años, Leo tendría pocos minutos.
En su primera intervención con la albiceleste recibió la pelota del actual técnico Lionel Scaloni y tocó para atrás. La segunda quedaría en la memoria, no por una gambeta descollante como acostumbró a lo largo de su carrera, sino porque terminó en su expulsión.
Primero se dispuso a encarar y el lateral Vilmos Vanczák lo tomó de la camiseta, entonces la Pulga intentó sacárselo de encima con un manotazo que rozó el rostro del húngaro, quien se tiró al piso exageradamente, y, en una época en la que el VAR no existía, convenció a Markus Merk —árbitro de aquel partido— de mostrar la tarjeta roja.
Pese al intenso reclamo de los demás jugadores de la Selección, como Juan Pablo Sorín, Kily González y hasta Scaloni, el juez mandó a Messi al vestuario, quien después del partido le contó sus sensaciones a TyC Sports: “Un poco de bronca todavía porque él me venía agarrado, quise sacarlo y el árbitro interpretó que le quise pegar y me echó”.
Luego del encuentro que terminó en victoria por 2-1 para Argentina, quien también fue consultado sobre esa situación fue Pekerman, quien un año después lo llevaría a Messi al Mundial de Alemania 2006 y no tuvo reproches para la incipiente figura. “Contento porque por momentos jugamos bien, después en desventaja mantuvimos el resultado y es importante. Hicimos un buen trabajo. Lástima lo de Lionel, eso sí”, dijo y agregó: “Lo felicité porque entró a jugar. A veces no se entiende, tengo que analizar más frío, pero para el fútbol es una injusticia”.
Pekerman no fue el único que bajó los decibeles luego del encuentro. El delantero Hernán Crespo, desde el campo de juego, aseguró: “Es una lástima. Era un partido hasta ese punto y después dejó de serlo porque tuvimos que dedicarnos a defender. Fue una decisión exagerada creo, nos da un poco de bronca”. Y aconsejó públicamente a la Pulga: “Tiene que tomar las cosas con tranquilidad, va a tener una nueva chance”.
Pekerman, que también había convocado a Pablo Zabaleta, otro de los juveniles que gritó campeón en Países Bajos, trató de quitarle presión a Messi tras su debut probablemente sin imaginar lo que el destino le depararía: “Disfrutemos que tenemos este chico acá y muy buenos jugadores. El grupo lo recibió bárbaro, es muy buena la unión que hay y el aporte de él, Zabaleta y los demás jugadores”.
