Boca y River apostaron a ellos como estrellas y hasta ahora no justificaron la inversión. ¿La MLS devuelve jugadores sin ritmo para la Argentina?
Números más o números menos, con alguna mínima diferencia de dinero en las transferencias, Sebastián Driussi volvió a River después de ocho años de haber dejado el club, en tanto que Alan Velasco fue adquirido por Boca en esas mismas cifras, unos 10 millones de dólares, tras un paso de tres temporadas por la Mayor League Soccer de Estados Unidos.
Los números asustan por la facilidad de los dos colosos argentinos para abrir billetera y poner semejantes cifras por jugadores que, si bien se destacaron en sus inicios, llevaban buena cantidad de años fuera del país y necesitaban un tiempo de adaptación a las peculiares exigencias de nuestro fútbol. El problema con incorporaciones estrella de Velasco y de Driussi es que hasta ahora no han demostrado razones para justificar la envergadura de sus transferencias, ni siquiera en una mínima proporción.
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En el torneo local, ambos jugaron 7 partidos y fueron titulares en 5 ocasiones. Driussi jugó 372 minutos, no hizo goles ni sirvió asistencias y tampoco pateó al arco contrario. Muy similar a la prestación de Velasco, que jugó 366 minutos y si bien se le cuentan dos remates hacia la valla rival, no produjo asistencias y fue el responsable de ejecutar el quinto penal para Boca ante Alianza Lima (en la definición de la primera fase en Copa Libertadores). Su débil remate fue rechazado por el arquero boliviano Viscarra, del cuadro limeño y fue clave para que los peruanos pasaran de ronda, dejando afuera a Boca de toda competencia internacional.
Está claro que existe una diferencia entre ambos: la edad. El actual delantero de River tiene seis años y medio más que Velasco, nacido en julio de 2002. Ambos son bonaerenses, uno nacido en la zona sur (Velasco en Berazategui) y el otro en el oeste (Driussi en San Justo), pero con poco recorrido fueron vendidos por sus clubes formadores: Velasco dejó a su amado Independiente tras jugar 69 partidos y conquistar 8 goles, con 10 asistencias. No eran buenos momentos del Rojo y la búsqueda de dinero para pagar deudas provocó el alejamiento de una de las joyas del club de Avellaneda, al Dallas (Texas) de la MLS, transferido en siete millones de dólares.
Driussi también emigró rápido, tras 105 partidos y 28 goles, con 10 asistencias. Su pase lo llevó al Zenith de San Petersburgo de Rusia, por quince millones de dólares. Allí consiguió varios títulos y para 2021 se incorporó al Austin, otro equipo norteamericano de Texas, en la MLS. Ni él ni Velasco, han mostrado todavía, credenciales futbolísticas para justificar tales inversiones que han hecho el River de Gallardo (quien incluyera a Driussi desde su llegada a River en 2014) y tampoco la dirigencia boquense encabezada por Juan Román Riquelme en Boca. De hecho, la decepción que produjo el desenlace del penal de Velasco ha sido un duro golpe para el joven jugador, que llegó precedido de muchos elogios.
Las preguntas se agolpan: ¿valió la pena gastar tanto dinero para este presente flojo de ambos jugadores? ¿La MLS devuelve a los jugadores argentinos sin ritmo real de fútbol y con un nivel de competencia realmente bajo? La publicidad del torneo donde juega Messi –que todo lo invade- ¿exagera el nivel del fútbol local en Estados Unidos?
Creemos que sí, que la MLS es una aglutinadora de buenos jugadores del mundo, pero con una competencia interna que es mucho más liviana y con escasa presión para jugadores y entrenadores. Quizá no sea conveniente venir desde allí a la picadora de carne que es el fútbol argentino, aunque a jugadores de jerarquía como Velasco y Driussi, habrá que darles el beneficio de la espera, hasta que sintonicen la onda de nuestro país futbolero. Tiempo hay, pero existencias también y hasta ahora, nada de nada.