2024-08-30
El ciclo del amoniaco en Chile

El ciclo del amoniaco en Chile

es académico e investigador del Centro de Energía y Desarrollo Sustentable (CEDS) UDP.

En 1913, cuando la compañía alemana BASF inició la primera planta para sintetizar amoniaco mediante el proceso Haber-Bosch, se revolucionó la industria de fertilizantes. Este proceso utilizaba nitrógeno del aire en lugar de salitre, un mineral del cual Chile era un importante productor. En solo 20 años, el proceso Haber-Bosch se volvió tan eficiente y competitivo que desplazó al salitre, sumiendo a Chile en una crisis que obligó a reformular su industria minera.

Hoy en día, el amoniaco es uno de los químicos más producidos en el mundo, con una industria valorada en 67 billones de dólares, que representa el 5% del mercado químico. El 80% del amoniaco se utiliza en la fabricación de fertilizantes, lo que permite alimentar a una gran parte de la población mundial. Sin embargo, el proceso de Haber-Bosch, esencial para su producción, enfrenta desafíos de sustentabilidad. Requiere altos volúmenes de producción para ser viable, opera a más de 400°C y presiones 100 veces superiores a la atmosférica, utilizando el 2% de la energía mundial y contribuyendo con el 1.2% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

La necesidad de una industria más sustentable ha impulsado innovaciones para descarbonizar la producción de amoniaco, destacando el amoniaco verde. Este se produce a partir de hidrógeno verde, que utiliza energía renovable como la eólica o solar. El amoniaco verde se obtiene mediante la electrólisis del agua, un proceso que utiliza electricidad para separar el hidrógeno del oxígeno en el agua. Luego, se combina con nitrógeno, resultando en una producción de amoniaco prácticamente libre de emisiones de carbono, sin depender de combustibles fósiles ni del proceso Haber-Bosch.

En 2024, la industria del amoniaco volverá a posicionar a Chile en el mapa con uno de los proyectos de inversión más ambiciosos de su historia, el cual representa un cambio en la industria nacional y en cómo se desenvuelve la institucionalidad ambiental del país. Chile es un lugar estratégico para la producción de amoniaco verde. Esto se debe a sus abundantes recursos renovables, como la energía solar en el norte y la energía eólica en el sur. La Región de Magallanes, en particular, destaca por su potencial en hidrógeno verde debido a sus estables y fuertes vientos. El consorcio europeo ha elegido Chile para instalar una planta de amoniaco verde, aprovechando estas ventajas competitivas.

El megaproyecto de Magallanes es uno de los mayores proyectos de inversión sometidos al sistema de evaluación de impacto ambiental (SEIA) y se espera que comience su construcción en 2026. El proyecto incluye un parque eólico para la producción de hidrógeno verde y la cercanía de puertos facilita su exportación. Chile busca posicionarse como proveedor mundial de hidrógeno y amoniaco verde, con Punta Arenas como un punto estratégico clave.

El amoniaco verde no solo contribuye a la sustentabilidad global, sino que también puede descentralizar la producción de fertilizantes. En Chile, donde el 85% de los fertilizantes son importados y basados en amoniaco, este proyecto podría convertir al país en exportador y reducir su dependencia. Para lograrlo, ser competitivos en costos es clave, y aquí las energías renovables, en las que Chile tiene un gran potencial, juegan un rol crucial. Esto posicionaría a Chile como un referente regional en fertilizantes verdes, fortaleciendo su economía y promoviendo un desarrollo más equitativo.

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