Septiembre es un mes de celebración a nivel nacional por excelencia. Los días de descanso, el buen clima y la festividad marcan, en gran parte también, la llegada de la primavera para los chilenos y chilenas. El 18 de septiembre se conmemora la conformación de la Primera Junta Nacional de Gobierno, que se realizó en 1810, siendo finalmente el 12 de febrero de 1818, el momento en que se concretó la independencia de Chile.
Este momento histórico estuvo marcado por hitos y personajes emblemáticos que lucharon por la independencia nacional, sentando las bases de la república. Teniendo un amplio protagonismo las mujeres en la construcción de la realidad actual como la conocemos, no cuentan con la misma visibilidad que presentan sus compañeros en este periodo. Parte de esta tarea de posicionar la historia desde las mujeres y sus acciones, es lo que María Gabriela Huidobro realiza hace muchos años a través de la docencia, el quehacer académico e investigativo y recientemente lo ha profundizado con el lanzamiento de su nuevo libro “Mujeres en la historia de Chile”.
“Lo que traté de hacer en el libro era reposicionar a estas mujeres que, de manera más popular, en el fondo, se les conocen casi siempre a partir de anécdotas o extractos menores de sus vidas. Pensando ahora en septiembre, Javiera Carrera es por lejos una de las mujeres más reconocidas por la memoria popular, por eso el esfuerzo estuvo puesto en sacarlas de ese rol tan específico que se les atribuyó, como es su caso con el trabajo manual de bordar la bandera de Chile”, explica la académica UNAB, María Gabriela Huidobro sobre su último libro.
Javiera carrera participó de manera activa en todo el proceso de configuración de la república, cuando su hermano era el jefe de gobierno en la época de la Patria Vieja. En este contexto, en 1814 se va con sus hermanos para refugiarse después de la derrota realista. Y estuvo 10 años articulando redes de espionaje y de comunicación en Argentina, lejos de su esposo y de sus hijos.
En esta misma línea y ejemplificando, Huidobro señala: “Lo mismo ocurre con Inés Suárez, que también se la define como la amante de Pedro de Valdivia, y eso tiene hasta una connotación pecaminosa en la historia. Se le reduce a esa relación amorosa o a la defensa de Santiago, siendo que ella fue mucho más que eso. Con la muerte de Valdivia en 1553, sobrevivió todo el siglo XVI en soledad, y logró habitar la ciudad de Santiago. Ella se preocupó de que se celebraran festividades, de que se organizaran ciertos rituales, se preocupó de la espiritualidad y de fomentar cierta cultura en la ciudad”.
Otro ejemplo importante a considerar es el de las dos profesoras y educacionistas Antonia Tarragó e Isabel Le Brun. “Hicieron gestiones durante años para que a las mujeres se nos reconociera el derecho de rendir exámenes para acceder a la universidad, y gracias a ellas se oficializa el decreto Amunátegui de 1877, que les da ese acceso a las mujeres a la universidad. A mí me parece casi injusto que el decreto se llame así porque él lo firmó, siendo las dos gestoras estas mujeres”, añade la doctora en historia.
Hay muchas mujeres en la historia de Chile que arriesgaron su vida en labores de espionaje. Huidobro expone también el caso de Águeda Monasterio y su hija de 14 años, Juana Lattapiat, quienes pertenecían a una familia que se involucró en la causa patriota. Cuando los patriotas pierden después del Desastre de Rancagua y tienen que huir de Chile, ellas quedan a cargo de labores de espionaje con respecto a los movimientos del enemigo. “Los próceres más conocidos son los que estaban en el campo de batalla, pero para que el ejército libertador cruzara la cordillera tenía que tener información de lo que estaba pasando al otro lado, y esto fue proporcionado por ellas”, sostiene María Gabriela Huidobro.
Sobre el rol de la mujer actual en la sociedad, la académica UNAB manifiesta: “Por una parte existe una mirada que es muy presentista todavía, que tiende a valorar mucho los hechos recientes de conquistas femeninas o de ampliación de nuestros derechos, que siente un orgullo que es muy legítimo por todo lo alcanzado”. Agregando que también existe un desconocimiento sobre este pasado y lo sorpresivo que resulta entender la historia a partir de la historia de estas mujeres. Siendo que las mujeres llevan siglos interviniendo, participando y contribuyendo, siendo esenciales en la construcción histórica del presente.