“No se me ha pasado por la cabeza renunciar”, respondió con aplomo el embajador de Chile en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés. No perdió el tiempo con explicaciones protocolares, como que eso dependía de la confianza del presidente, ante las críticas de sectores de la oposición que pidieron al presidente Boric la salida del diplomático por las declaraciones en X apoyando a la candidata demócrata Kamala Harris y por calificar a Trump de “fascista” y de “aprendiz de Maduro”.
El embajador siempre ha tenido una postura ideológica clara y para nadie fue una sorpresa que se alineara muy claramente con el gobierno del presidente Boric. “Estoy muy cómodo en esta coalición”, señaló en una entrevista. “Siempre he creído que, en Chile para poder gobernar, debe haber una mayoría dónde esté el centro y la izquierda aliadas”.
Por otro lado, en relación a las críticas por haber asistido a la Convención Demócrata y no a la del Partido Republicano, a la que también había sido invitado señaló: “Los embajadores representamos los intereses del Estado, pero también representamos al Presidente de la República. En ese sentido no somos neutrales”.
El ex embajador Carlos Klammer tiene una opinión distinta: “Un diplomático representa al Estado y sus intereses, no al presidente, ni a su ideología, aunque el diplomático se sienta interpretado por ella”.
Valdés ha sido muy activo. En el 2020 señaló en Twitter que “Trump es una encarnación de lo peor de la historia de los EE.UU.”, y cuando fue a la Convención Demócrata -siendo embajador- destacó que compartía con el ex presidente Obama “que otro período presidencial de Trump era una amenaza existencial contra los EE.UU.”.
Conocido los resultados de las elecciones, y el triunfo arrollador de Trump, el embajador Valdés le restó importancia a sus declaraciones, y recordó que las relaciones diplomáticas son cuestiones de Estado y que opiniones más o menos, no tienen mayor relevancia en las relaciones entre los Estados.
Tras conocer los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, que dieron por vencedor al republicano, los diputados UDI Cristhian Moreira y Cristián Labbé -ambos miembros de la comisión de Relaciones Exteriores-, solicitaron al presidente Gabriel Boric evaluar la continuidad del embajador de Chile en el país norteamericano, Juan Gabriel Valdés.
El canciller Van Klaveren respaldó la tesis del embajador, pero cuando se le consultó sobre la visa Waiver y un eventual impacto en una nueva administración con un Trump fortalecido, sólo se preocupó del denominado turismo delictual… Chilenos que cometen delitos en el país norteamericano, amparados por el programa de exención de visa. A este fenómeno se le catalogó como “turismo delictual” y reiteró que eso tiene más fuerza que las declaraciones del embajador.
Por otro lado, se han recordado roces que el embajador Valdés tuvo con el senador pepublicano Marco Rubio, quien criticó al gobierno de Boric de supuestos vínculos con Hezbollah. Y que suena como Secretario de Estado en la nueva administración Trump.
La misiva de Valdés de respuesta fue dirigida a Rubio y al también senador Tim Kaine. Con este tono las “acusaciones carecen de cualquier base y son seriamente engañosas”. Acá “hay un hecho ideológico”, por las “molestias que existen con las posiciones que ha tomado Chile respecto de Gaza”.
Las declaraciones fueron emitidas por Marco Rubio, el pasado jueves 11 de abril ante el subcomité de Relaciones Exteriores de Senado de Estados Unidos.
Estados Unidos mirará poco a Latinoamérica y el hecho que a la actual administración le quede poco tiempo, ayuda a pasar a un segundo plano.
Pero cuando lo haga para buscar socios, se acordarán de las declaraciones del Embajador y a quien interpreta al presidente Boric.