La educación superior representa una de las oportunidades más significativas para el desarrollo personal y social, abriendo puertas a una mejor calidad de vida y mayores perspectivas laborales. Sin embargo, en Chile, el acceso a esta etapa educativa no está al alcance de todos, y las barreras económicas son una de las principales razones por las que muchos jóvenes quedan fuera de este proceso.
La falta de recursos para costear la matrícula, los materiales y los gastos asociados a la vida universitaria impide que muchos jóvenes puedan cumplir su sueño de estudiar.Un dato preocupante es que, según cifras de la OCDE, aproximadamente un 23,4% de los jóvenes entre 18 y 24 años no estudian ni trabajan. Esta cifra refleja, en gran parte, la imposibilidad de acceder a la educación superior debido a la falta de apoyo económico o la desinformación sobre los beneficios disponibles.
La realidad es que existen diversas becas y créditos destinados a financiar los estudios, pero muchos jóvenes no logran acceder a estos recursos por desconocimiento.
Uno de los principales factores que impide el acceso a estos beneficios es la falta de información. Muchos estudiantes, especialmente aquellos de sectores más vulnerables, desconocen la existencia de becas, créditos y otros apoyos que podrían facilitarles el acceso a la educación superior. De hecho, se estima que alrededor de 80.000 jóvenes no postulan a los beneficios disponibles cada año debido a esta falta de información
Esta brecha informativa es especialmente grave en las comunidades más alejadas y en las instituciones educativas públicas, que son las que enfrentan mayores dificultades para proporcionar a sus estudiantes los recursos adecuados.
Esta desinformación genera una perpetuación de las desigualdades sociales. A medida que más jóvenes se ven excluidos de la educación superior, aumentan las brechas entre quienes logran acceder a mejores oportunidades y quienes quedan rezagados en su desarrollo profesional y personal. Aquellos que no completan una carrera universitaria o técnica tienen menores posibilidades de acceder a trabajos bien remunerados, lo que a su vez limita su desarrollo social y económico.
Según diversas investigaciones, los egresados de la educación superior ganan, en promedio, 2,3 veces más que aquellos que no lo son, lo que demuestra la relevancia de la educación como motor de movilidad social
Frente a esta realidad, todos los actores de la educación debemos tomar la iniciativa de reducir la desinformación y aumentar la accesibilidad a los beneficios. En Fundación por una Carrera trabajamos activamente para cerrar esta brecha. Hemos desarrollado diversas estrategias, entre las que destaca la creación de un buscador de becas, que ofrece a los estudiantes una herramienta para identificar las becas y ayudas financieras disponibles, muchas de las cuales son desconocidas por los jóvenes.
Sin embargo, esta herramienta por sí sola no es suficiente para resolver el problema. La solución requiere un enfoque integral que incluya la colaboración de establecimientos educacionales, gobiernos y otras organizaciones de la sociedad civil.
Las escuelas y liceos deben desempeñar un papel fundamental en la orientación de los estudiantes, asegurándose de que reciban la información necesaria sobre becas, créditos y otros apoyos, y también deben capacitar a sus orientadores para que brinden asesoramiento adecuado.
Finalmente, es imperativo que las autoridades, junto con las universidades y otras instituciones académicas, impulsen campañas informativas a nivel nacional y local para garantizar que todos los jóvenes tengan acceso a la información necesaria para postular a los beneficios disponibles. Solo con una mayor colaboración entre todos los actores involucrados podremos garantizar que más jóvenes logren superar las barreras económicas y tengan la oportunidad de acceder a la educación superior, contribuyendo así al desarrollo de una sociedad más equitativa y justa.