Hablar de democracia y libertad con sentido social, nos une. Hablar desde la ceguera ideológica, nos separa.
Sentirnos seguros y confiar en quien gobierna es esencial para avanzar. Y para ganar esa confianza, quien gobierna debe mirar más allá de lo evidente y tejer acuerdos para lograr un destino común que se traduzca en bienestar.
Nada es mágico.
Gobernar para todos no es derecha o izquierda. Es poner en marcha un modelo integrador, con libertades responsables, con instituciones sólidas y con una política de apertura económica que guíe al crecimiento.
Es pragmatismo con foco en los seres humanos y su convivencia.
Difícil en tiempos mezquinos, de mentes precarias, de sobrecarga de información falsa y tendenciosa, de arreglos turbios y de prepotencia social.
Denigrar para acceder al poder, una y otra vez, es la figura de un perro mordiéndose la cola y girando sin avanzar.
Así es la izquierda y así es la derecha. Falsas e inútiles pseudo ideologías sin ideas. Porque las dos atrasan.
Pensemos.