2025-02-21
Poblar Campos de Hielo Sur es un proyecto descabellado: ¡Hagámoslo!

Poblar Campos de Hielo Sur es un proyecto descabellado: ¡Hagámoslo!

Campos de Hielo Sur es una porción del territorio sudamericano chileno que ha sido postergada por la nación, sin que en ella se desarrollen de manera significativa varias actividades humanas. Tal abandono de estos hielos patagónicos que se extienden a lo largo de 350 kilómetros con un ancho promedio de 48 kilómetros, no sólo provoca un bajísimo aporte al PIB de Aysén y Magallanes, las dos regiones que ocupan los gélidos mantos; sino además dicho descuido genera un riesgo de pérdida territorial. Entonces, para fortalecer la soberanía se proyecta poblar Campos de Hielo Sur a través de un asentamiento humano permanente que facilite la investigación científica, deportes, explotación sustentable de recursos naturales, turismo y el desarrollo ahí de las artes junto a otras expresiones insignes de la cultura chilena.

Los cuerpos de agua congelada remanente de la última glaciación tienen una importancia que va más allá de la mostrada por los clásicos indicadores de rentabilidad social. Un ejemplo de esta trascendencia la da el científico estadounidense Mark Carey en el Journal of Environmental History del 2007 al establecer que los campos de hielo han llegado a ser “entes sublimes”. Esa misma fascinación por la Criósfera, o parte fría del planeta, la había manifestado previamente el naturalista y escritor escocés John Muir cuando en 1871 declaró: “But glaciers, dear friend,-ice is another form of terrestrial love”.

Sin embargo en Chile, Campos de Hielo Sur que con una superficie aproximada de 16800 kilómetros cuadrados constituye la tercera masa de agua congelada continental más extensa del mundo tras las de la Antártida y Groenlandia, no ha recibido la dedicación que se merece. Esta desatención por parte del Estado y de privados puede llegar a su fin si en estos hielos se realizan manifestaciones de soberanía que reduzcan el riesgo de pérdida territorial ante una disputa vecinal. Dichas manifestaciones de pertenencia según la geopolítica como ciencia del poder sobre el territorio, se expresan en un poblamiento de la zona en conflicto y en alguna explotación de él.

Una vía recomendable para lograr ambas manifestaciones es establecer un asentamiento humano permanente en Campos de Hielo Sur, algo totalmente distinto a un refugio o una base. Es decir, aquello que coloquialmente se conoce como “pueblo” y que según la definición del Instituto Nacional de Estadísticas corresponde a la entidad urbana que cuenta con una población que fluctúa entre 2001 y 5000 habitantes o entre 1001 y 2000, donde menos del 50% de la población que declara haber trabajado, se dedica a actividades primarias.

Considerando la hostilidad natural de esa zona extrema dada por la geomorfología y el clima, comenzar con un pueblo con su colegio, estadio, comisaría, hotel, hospital, teatro, plaza y demás infraestructura que como tal lo definen; es un primer paso para consolidar la soberanía en estos hielos continentales. En efecto, contar con un asentamiento de al menos dos mil personas donde un porcentaje importante de ellas trabaja ahí, pese a la exigente geografía física, es un fuerte argumento ante tribunales internacionales. Para ello, esta entidad urbana multifuncional deberá definirse en cuanto a su emplazamiento, construcción, energía, residuos y transporte.

En cuanto a su emplazamiento, el asentamiento humano debe estar inequívocamente en Campos de Hielo, no cerca y ni siquiera al borde de esta zona extrema. Este requisito es imprescindible porque lo que en esencia se está cuidando es la masa de hielo congelada con su contenido y no su periferia. Otra de las cualidades del pueblo es que él debe actuar como barrera vecinal, obstaculizando un eventual desplazamiento desde el oriente hacia el Pacífico. Ciertamente el Calentamiento Global está disminuyendo la rigurosidad climática en la zona y es de esperar que en un futuro cercano se facilite el avance de un cuerpo de infantería desde el Este. Ante tal fenómeno, el asentamiento humano debe posicionarse como un obstructor del indeseado flujo oriental.

Respecto a la construcción, los edificios deben diseñarse aerodinámicamente para soportar los fuertes vientos. Deben además poseer estructuras que minimicen la fuga de calor hacia el frío exterior. Y lo más importante, deben disponer de una infraestructura basal para mantenerse en un hielo que se desplaza. A este tipo de domo los investigadores le han llamado para el proyecto “palafineos” (palafitos + trineos).

Los fuertes vientos que constructivamente son una desventaja, son provechosos para la generación de electricidad. Así, a través de la energía eólica se puede dotar de calor, luminosidad y trabajo mecánico para las actividades productivas.

Un proyecto ambicioso como éste debe hacerse cargo de la alimentación de por lo menos 2000 personas. Por ello la agricultura y ganadería domotizadas en medio de un ambiente adverso no sólo permitirá la operación de un gran huerto en invernadero, sino también un gallinero, un criadero y engorda de porcinos.

Ya existen experiencias en la Antártica de tratamiento de desechos, las cuales se pueden analogar al presente proyecto. Incluso muchos residuos humanos pueden ser insumos para el huerto, gallinero y chiquero. Es más, si le logra una cierta autarquía tanto en insumos de alimentación y energía, como de una adecuada disposición de residuos; sería una de las máximas geopolíticas en cuanto a lograr un asentamiento relativamente independiente de otros centros urbanos mayores.

En relación al transporte se puede mantener un aeródromo en el mismo pueblo para el despegue y aterrizaje de avionetas; pero debido a las condiciones meteorológicas, no podrá operar con la continuidad que una emergencia requiere. Se propone entonces el empleo regular de hovercrafts, también denominados aerodeslizadores. La ventaja es que los vehículos robustos de este tipo pueden desplazarse en nieve y hielo inestables. Incluso el uso de este modo de transporte le puede dar continuidad longitudinal terrestre a Chile, actualmente cortada por los mismos Campos de Hielo Sur.

¿Desde dónde vendrán los pobladores y visitantes ?

Lo ideal es replicar a toda la sociedad chilena en el asentamiento humano: militares, políticos, empresarios de actividades de ocio y de negocio, científicos, artistas, religiosos y técnicos en diversas disciplinas de todo el país. Además, estratégicamente es importante incentivar la permanencia de visitantes de diferentes partes del mundo, no tan sólo por el aumento de la riqueza cultural que ello implica; sino además por el efecto disuasivo que un contingente multinacional provoca ante las intenciones de algún Estado agresor.

¿Cuáles serán las actividades vitales de los habitantes?

Siempre hay que preocuparse de la viabilidad del propio pueblo. Es decir, el asentamiento humano para servir a otros propósitos primero debe atender sus funciones imprescindibles: monitoreo de las variables ambientales que afectan a las estructuras, mantenimiento predictivo y correctivo de dispositivos internos, producción de alimentos, manejo de residuos y administración.

¿Qué otras actividades se desarrollarán en el pueblo?

Principalmente turismo y tal vez en un futuro cercano: los Juegos Olímpicos de Invierno, rompiendo con el monopolio del hemisferio norte. En cuanto a ciencia, la oferta es diversa. El estudio del paleoclima en base a las burbujas atrapadas en el hielo, la búsqueda de meteoritos (una roca en medio de miles de kilómetros cuadrados de hielo tiene que haber caído del cielo), el catastro de biota en ambientes gélidos y la exploración de minerales bajo los mantos de agua congelada son algunas actividades para realizar.

¿Cómo se financiará la construcción de este centro urbano?

Contrariamente a lo que dicta la intuición, Campos de Hielo Sur no está localizado en una posición tan austral. De hecho su borde septentrional está a 48° de latitud Sur, casi a medio camino entre la Línea del Ecuador y el Polo Sur. Es más, para un puntarenense el centro de gravedad de estos hielos está 500 kilómetros hacia el Norte. Por lo tanto, dicha ubicación agrega más valor a los diversos atractivos ambientales, sociales y económicos de estos hielos patagónicos. En tal contexto, la construcción progresiva de los diferentes domos del pueblo puede irse financiando con aportes estatales y privados, tal como los belgas lo hicieron exitosamente con su estación antártica Princesa Isabel.
Así como la torre Eiffel y el teatro de la ópera de Sydney son símbolos inequívocos de Francia y Australia respectivamente, ambas creaciones humanas y no producto de la naturaleza; este pueblo funcionando en la agresividad geográfica puede ser el símbolo del Chile contemporáneo y de su victoria ante la adversidad.

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