En el marco del enfrentamiento entre la Selección Nacional de México y el conjunto del River Plate de Argentina, vale la pena recordar el paso de un mexicano por el club millonario. Se trata de Alberto García Aspe.
Muchos quizá no lo recuerden, pero en el año de 1995, River rompió el mercado sudamericano al anunciar la llegada de uno de los mejores delanteros latinos del momento, el mexicano García Aspe.
Aspe llegó a un equipo dirigido por Ramón Díaz, repleto de figuras y con un Enzo Francescoli como capitán. El mediocampista mexicano era un absoluto internacional y ya había jugado el Mundial de Estados Unidos 1994, por lo que se alzaba como un fichaje bomba.
Sin embargo, aunque sus mejores años aún estaban por llegar, en Argentina no sucedió nada y su paso fue breve, por no decir que casi anecdótico. Y es que, a sus 28 años, el único mexicano que ha vestido la playera de River llegaba como el mejor pagado del momento, con un sueldo de 160 mil dólares, por cuatro meses.

Sin embargo, en River Plate no rindió como se esperaba y tanto la afición del equipo como el propio futbolista llegaron a aceptar que su paso por Sudamérica fue un fracaso.
Beto García Aspe nunca logró adaptarse y sin cumplirse los cuatro meses de su contrato regresó a los Rayos de Necaxa, en donde aún le faltaba vivir grandes momentos, incluyendo asistir a las próximas dos Copas del Mundo en 1998 y 2002. Con River jugó sólo siete partidos oficiales, sin poder brillar en uno solo:
“Fue una experiencia que desde lo futbolístico no fue buena. No nos fue bien, pero me dejó una buena experiencia de vida para mí. […] Me tomé como un fracaso mi paso por River. Pero de los fracasos uno tiene que aprender y eso me sirvió muchísimo para crecer. No sólo como jugador, sino como persona y ser humano en todos los aspectos; siempre de los tropiezos es de los que más aprendes. A nivel futbolístico este fue el primer fracaso que tuve en mi carrera”, confesó para el Clarín en aquel entonces.
