Cuando uno rememora hace cuatro años, una de las presentaciones más inusuales fue la de Nick Sirianni. Visiblemente nervioso, la conferencia virtual que el head coach dio en 2021 fue desastrosa, con una primera impresión poco alentadora tras ser el reemplazo de Doug Pederson, quien le dio a Philadelphia Eagles el único trofeo Vince Lombardi a la fecha.
Hoy, la situación es completamente diferente. Ves a un equipo fuerte en todas sus líneas y a un head coach que tiene a los Eagles en un Super Bowl por segunda vez, algo que ningún entrenador consiguió en Filadelfia. Ha calificado a los playoffs en sus cuatro temporadas al frente y es el tercer head coach en la historia que llega a múltiples Super Bowls en esa misma cantidad de campañas, uniéndose a Joe Gibbs y Mike Tomlin. Pero, sobre todo, ha creado un entorno de unión en Filadelfia.
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“La atmósfera que crea el coach Sirianni probablemente es una de las mejores de las que he sido parte. Nos permite ser quien somos y nos da ese tiempo y espacio”, compartió Jordan Mailata, liniero ofensivo que inició en el rugby y creó un lazo importante con su coach. “Es muy importante para nosotros poder estar en contacto con nosotros mismos. Ahora creo que, como jefe de entrenamiento, ha hecho un gran trabajo en conocernos a nivel personal”.
Espera proteger a sus jugadores
Sirianni no pasa desapercibido en el foco público. Su rostro con lágrimas mientras cantaba el himno en el protocolo del Super Bowl LVII se viralizó, así como sus encontronazos con los aficionados, quienes pese al éxito que viven los Eagles, llegaron a pedir el despido del entrenador tras un comienzo estrepitoso de 2-2, para ganar 12 de sus últimos 13 partidos y tener un gran recorrido en postemporada que los instaló en Nueva Orleans.
“Nuestro trabajo es ayudarles a mejorar sus fundamentos y ponerlos en posiciones de éxito. Darles oportunidades para desarrollar su juego. Es lo que intentamos hacer, intentamos darles oportunidades con diferentes teorías de práctica. Nuestro objetivo como coaches es ayudarles a lograr sus objetivos y ayudarlos a mejorar”, aseguró Sirianni.
Pero sobre todo, se encarga de animar a sus jugadores y generar auténticas relaciones. Se preocupa no solo por su nivel, también por su bienestar, así como el entorno que los rodea. Por ello, suele dejarles cartas de puño y letra a sus jugadores, como Mailata. “Esa es la mejor parte, tienes esa relación personal con la gente. Cuando vas a un juego, te deja una carta en tu casillero. No sé qué detalles tienen, pero es muy sincero”, compartió el australiano.
Sirianni busca explotar el potencial de todos sus jugadores. La primera experiencia vivida en el Super Bowl LVII de Arizona dejó enseñanzas, así como una muestra de lo que este equipo es capaz. Dejaron atrás una temporada de altibajos y recuperaron ese nivel competitivo que les permite pelear por una redención. El coach busca que todos entreguen el máximo, ya que su roster tiene muchos de los más talentosos jugadores en cada posición y pueden cambiar el juego.
“Lo que intentamos hacer es que cada entrenamiento y cada repetición sea tan competitiva como sea posible. Así que cuando entras en los partidos, has estado allí (en ese nivel). Has pasado por ese proceso y entiendes que habrá mucha gente aquí gritando y alentando, intentando hacerlo lo más competitivo posible a través de la atmósfera. Tienes algunos de los chicos en este equipo, cuando vayan contra Josh Sweat o Lane Johnson, irán contra dos de los mejores jugadores de la NFL y eso te ayuda a estar listo para momentos como este, con lo que vas a practicar, con el talento que estás jugando”, culminó.
Nick Sirianni es un personaje que no deja indiferente a nadie, pero que ha fortalecido a Filadelfia y espera darles ese Vince Lombardi que se les negó hace dos años.