Amalia Pérez Vázquez nació en una familia numerosa, con 11 hermanos, y en un contexto complicado. Prematura de seis meses debido a un accidente sufrido por su madre durante el embarazo, llegó al mundo con artrogriposis congénita múltiple, una condición que afecta la movilidad articular.
Los doctores creyeron que su madre no le brindaría la atención necesaria, y recomendaron la administración de una inyección letal de aire directo al corazón para evitarle el “sufrimiento”, propuesta a la que evidentemente su mamá se niega.
Nace una pasión
Durante sus primeros años, Amalia fue sometida a numerosas cirugías en busca de mejorar su calidad de vida. Sin embargo, cuando ya no había más procedimientos médicos por realizar, encontró en la educación y el deporte una salida para canalizar sus energías.
A los seis años, Amalia ingresó al DIF Nacional (hoy Centro de rehabilitación Gaby Brimmer) una escuela especializada en atención para personas con discapacidad motora, y el lugar donde tuvo su primer contacto con el deporte. Allí practicó disciplinas como básquetbol, atletismo, natación y tiro con arco. Sin embargo, en esa época no vislumbraba una carrera deportiva.
“Yo veía el deporte… pero no era mi ´hit´, yo quería estudiar una carrera de físico matemático en el Politécnico, como muchos de mis hermanos”, aseguró.
Una puerta se cierra, y otra se abre
El camino académico de Amalia se truncó por diversos accidentes y obstáculos sistémicos. “En el metro me aventaban, me llegué a caer de las escaleras, fue un caos, y dije ´¡No!, Estoy arriesgando mi vida”, recordó. Fue entonces cuando decidió estudiar una carrera corta de programadora analista, a la par que seguía practicando deporte como hobby.
La vida dio un giro inesperado cuando sus entrenadores le propusieron probar el powerlifting, y desde su primera prueba dejó a todos sorprendidos: “Levanté hasta 60 kg por primera vez, y ellos como clásicos mexicanos, ya no me preguntaron, y me inscribieron para el nacional que venía en un mes y ya ahí quedé como mejor levantadora, mejor levantadora absoluta, y primer lugar de mi categoría y rompiendo los récords nacionales”, señaló con orgullo.
A partir de ese momento, su vida estuvo marcada por el éxito. La CONADE la seleccionó para competir en el campeonato mundial de Inglaterra, donde comenzó a cimentar su legado como la máxima ganadora de la historia del powerlifting. Desde Sídney 2000 hasta Paris 2024, Amalia acumuló cuatro medallas de oro, dos de plata y una de bronce.
El reto de ser un atleta paralímpica en México
Existen enormes carencias en el apoyo que reciben los atletas paralímpicos, y Amalia, enfrentó severas deficiencias en infraestructura y recursos durante sus años de preparación. “No teníamos nada prácticamente. Inclusive, me llegó a tocar que tenía un entrenador de futbol, me lo puso la federación”, recordó.
También, mencionó la complejidad de sustentar una familia siendo una atleta de alto rendimiento. Ella reconoció que gracias a que pudo trabajar con su esposo, quién también era su entrenador, su familia pudo complementar sus ingresos económicos. Además, mencionó la importancia de los patrocinadores que le brindaron gimnasios, entrenadores, y hasta equipo multidisciplinario.
“Hoy hay compañías que confían en nosotros, creen en nosotros y nos están brindando esos apoyos. Sí, el dinero y el recurso gubernamental no son suficientes…”
Amalia, también compartió su visión acerca de otra de las problemáticas, la distribución de los recursos y la falta de transparencia en la entrega hacia los atletas
“No nada más es la cuestión económica, yo creo que es la estructura en cómo lo distribuyen, o quién lo distribuye. Lamentablemente, a veces se entrega (el dinero) a las federaciones, y las federaciones son las que lucran o no nos dan realmente como debe de ser, … a nosotros no nos llega ni lo suficiente ni lo necesario”- afirmó la multimedallista.
También lamentó que, en muchas ocasiones, las necesidades de los paratletas solo son atendidas si consiguen algún logro destacado. “Con un resultado, la gente va a voltear y escuchar, Si no tengo resultados, si no hay algo que pueda yo brindar, difícilmente van a escuchar esos ecos”, comentó.
Siguiente Objetivo: octava medalla en Los Ángeles 2028
A sus 47 años, Amalia sueña con llegar a los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028, donde buscará su octava presea consecutiva.
“Me siento con la capacidad y la fortaleza para seguir buscando otra justa paralímpica. Siempre busco más para mí. Es un reto… pero también quiero que más deportistas sueñen y busquen esos objetivos.”, concluyó para Mediotiempo.
Hoy, Amalia Pérez Vázquez no solo es una leyenda del Powerlifting, también es la máxima exponente del deporte paralímpico en México. Sus siete medallas consecutivas, la avalan como una leyenda viviente del deporte nacional.
Numeralia
Medallas paralímpicas
- 1 medalla de plata Juegos Paralímpicos Sidney 2000
- 1 medalla de plata Juegos Paralímpicos Atenas 2004
- 1 medalla de oro Juegos Paralímpicos Pekín 2008
- 1 medalla de oro Juegos Paralímpicos Londres 2012
- 1 medalla de oro Juegos Paralímpicos Río 2016
- 1 medalla de oro Juegos Paralímpicos Tokio 2020
- 1 medalla de bronce Juegos Paralímpicos París 2024