Ya son 25 años de la noticia que cimbró al futbol mexicano y que apagó una estrella que tenía mucho futuro en el mundo del balón, César Andrade perdió una pierna que lo retiró prematuramente de su carrera, algo que sigue estando en su cabeza, pero ya no le quita el sueño ya que la vida le puso otros logros y ahora es empresario.
25 años de aquella madrugada del 10 de noviembre de 1999 en la que Andrade, de apenas 21 años, acompañado del también canterano, Javier Amador protagonizó accidente automovilístico en el Periférico de Guadalajara, producto del impacto y al tener su vida en peligro se le amputó la pierna de derecha.
“No. La verdad, yo estoy bien en paz con la vida. Te digo, estoy bien en paz. El futbol sí era espectacular, genial, maravilloso, pero mi vida ahora estoy bien, en paz, estoy bien tranquilo. La verdad es que vivo bien. O sea, no vivo en la opulencia, no tengo cosas extraordinarias, no me interesa un carrote, me interesa mi tranquilidad. Me interesa que lo que se presente, pues, hay que resolverlo. Que este proyecto se empezó, pues, sí, o sea, sí tiene un fin de lucro cualquier negocio, pero más es el proceso, ¿me entiendes? Como que disfrutas todo el proceso y eso está chido. Está chido eso, o sea, me gusta, pues”, declaró en entrevista para mediotiempo.
Tras ver cortada su carrera como futbolista por la amputación Andrade se encerró en lo personal, vivió un duelo acompañado del alcohol y de un sinfín de reclamos, que de a poco y gracias a la ayuda de amigos y familiares fue saliendo adelante. Hoy es empresario con un restaurante de desayunos en su natal San José Iturbide, Guanajuato, y actualmente levanta otro en Guadalajara que será de pizzas y cortes.
“Sí, sí, pues ante la adversidad era como marear, ¿no? Era como el efecto del alcohol que ocasionaba el olvidarme de todo, pero pues, a fin de cuentas la realidad no se puede ocultar, o la verdad no se oculta con algo. Entonces, ya luego con los años entendí que era responsabilidad mía y pues que hago lo que quiero. No tengo una vida perfecta, tampoco soy ejemplo de nadie ni de nada, simplemente vivo mi vida, pues”, añadió.
Creí que era una pesadilla
La amputación llegó seis días después del accidente, esto debido a una fuerte infección que le provocaba fiebre de más de 39 grados y problemas con otros órganos, por lo que el doctor Jaime Michel le propuso a su familia cortar la pierna para mantenerlo con vida.
“Una pesadilla, yo creí que era una pesadilla, y sí, fueron ocho años que dije mañana me levanto y ojalá y cambien las cosas, pero ya luego después de un tiempo ya dices, es lo real, ¿qué vas a hacer? Y ya dices, no sé qué voy a hacer, pero yo creo que mi actitud cambió de ese tiempo y las cosas, las personas, las oportunidades empezaron a llegar”, reconoció.
Andrade tenía poco en el futbol, duró poco más de un año como jugador de Primera División ya que debutó con el Atlas en agosto de 1998 y su último duelo fue el 6 de noviembre del 2009 ante Morelia, cotejo en el que perdió la titularidad y a los días buscó en una noche de copas mitigar su tensión que terminó en el peor momento de su vida.
“Mira, yo soy católico, yo siempre he sido católico y, pues, bueno, uno crece con eso, ¿no?, que, pues, obviamente, están los mandamientos, todo esto, entonces, procuras no ofender, procuras no dañar y dentro de la negación buscas un por qué de las cosas que suceden y que no te gustan. Entonces, a mí me pasó un accidente que si lo ves, o sea, dices, ¿por qué yo?, ¿me entiendes?, o sea, ¿por qué yo? Y eso, pues, simplemente el paso del tiempo te va dando así como que la calma de decir, oye, pues, el que iba manejando eras tú, o sea, el que salió esa noche eras tú, que no eras tonto, no eres tonto, que sabías que te pudiste haber quedado dormido y no iba a pasar nada, pues, tú sabías, entonces, como que va asimilando, pues, lo que pudo haber sido”, aceptó.
Los primeros mil días fueron los más complicados y donde los cuestionamientos lo cegaron.
“Pues ponle los primeros tres, pero tres años son mucho tiempo, o sea tres años es un chorro de tiempo, un chorro de días. Y ya luego se fue mitigando, ya luego fue la aceptación y ya va todo tranquilo”, recordó.
Ya conociendo el resultado trágico de aquella salida César Andrade no se arrepiente, pues a pesar de que su vida dio un inesperado giro la aprovechó para estar cerca de su familia.
“No, ya no, y aunque me arrepienta dime ¿Qué gano? ¿Qué pudiera ganar arrepentirme de algo que pasó si me ha enseñado muchas cosas de la vida, pasé mucho tiempo con mi mamá. Es algo que agradezco porque te aseguro que si yo hubiera seguido jugando me hubiera ido. Otra vida tendría, pero es que de repente me accidenté empecé a pasar mucho tiempo con mi mamá, con mis hermanas, hoy tiempo mucho tiempo con mis hermanas, hermanos”, aseguró.
Comencé a escribir por coraje
Del dolor por culminar su carrera por una noche de copas nació su libro “’El partido más difícil de mi vida”, posteriormente fue invitado a dar conferencias, lo que actualmente mantiene como actividad.
“Lo del libro fue más bien un enfado, una ausencia, una terapia, una forma de ocupar mi tiempo en algo, nunca lo vi como un proyecto. Se fue dando poco a poco, pero yo empecé a escribir por coraje, por la negación de todo lo que estaba viviendo y, pues, bueno, eso se convirtió en un buen proyecto y cuando, creo que la vida es de emociones, ¿no?, y cuando tienes enfado, coraje, estás molesto, pues te florecen cosas que dices, ah, caray, ¿cómo? Y más te lo digo ahora, porque ahora estoy bien y de repente leo algo que escribí y digo, o sea, ¿cómo me sentí así? Y que me den ganas de escribir, pues ahora no, no, pues estoy tan bien que no, la verdad, no, no, estoy tranquilo”, añadió.
La Volpe lo invitó a su cuerpo técnico, pero se negó
César Andrade se preparó, estudió el curso de entrenador y culminó la carrera en Administración de Empresas la cual ejerce con sus emprendimientos, aunque acepta que le gustaría estar ligado al futbol.
En el pasado lo pudo hacer ya que a los días del accidente su entonces técnico, Ricardo La Volpe lo invitó a ser parte de su grupo de trabajo, pero Andrade se negó.
“Cuando me accidenté a los 21 años, la pasé muy mal, lo siguiente, pero dentro de todo el conflicto interno que traía, algunas oportunidades las dejé ir, como, por ejemplo, (Ricardo) La Volpe me dijo: ‘quiero que me ayudes aquí, que seas parte del cuerpo técnico’. Y yo no quise por el momento, por el dolor, por el duelo, ¿me entiendes? Y, pues, ahí digo, qué tonto, ¿no? Lo hubiera agarrado, pues, imagínate estar con un maestro de la estrategia, con un maestro del futbol, pues, hubiera estado genial, pero no me arrepiento”, recordó.
La decisión la tomó sin meditarla mucho, pues le ganó la bola de nieve que traía en su cabeza.
“Fue cuando recién pasó y no, traía una pena muy grande. Un duelo que no podía con él, entonces dejé de ir y seguramente lo entendió él, no fue sencillo perder algo muy chido. Que si hubiera sido una persona sin sentimientos hubiera dicho ‘sí, vámonos a trabajar’. No, perdí algo que yo disfrutaba mucho hacer, me apasionaba hacer eso, pero hoy tengo pasión por todo, ¿también me entiendes? O sea, hoy vivo bien, pues”, destacó.
Vendió seguros, dio clases en una universidad en Guadalajara, emprendió sin éxito, ahora lo hace con buenos números por lo que está enfocado en el trabajo, lo que le ayudó a salir adelante.
“A mí siempre me ha apasionado mucho estar trabajando en una cancha, se me hace espectacular, me hace feliz, no se ha dado porque a lo mejor está por llegar o no sé, pero no sé, digo, porque siempre he tenido en qué ocupar mi tiempo. Yo, bendito Dios, siempre he tenido, yo he trabajado desde, yo creo que un año anduve en la vagancia, anduve mal, de esos 25 que se cumplen estos días, y yo creo que 24 siempre he trabajado. O sea, nunca he dejado de trabajar, me guste, no me guste, con motivación, sin motivación como haya sido, pero yo, o sea, siempre he trabajado”, finalizó.