El bicampeonato del Toluca tiene una explicación clara: el Estadio Nemesio Diez volvió a ser una auténtica fortaleza, ya que desde que Antonio Mohamed tomó el mando del equipo, los Diablos sólo han caído una vez en su casa, una derrota que llegó en la Jornada 3 ante Tigres, rival con el que más tarde disputarían la final del Apertura 2025.
La altura, la intensidad y la presión constante de la afición convirtieron cada visita al Infierno en una prueba física y mental. Toluca supo explotar esa ventaja con partidos de alto ritmo, agresividad ofensiva y una identidad que se fortalece cuando juega en casa.
El infierno, clave desde la época de Cardozo
Esta mística no es nueva, el Infierno ya era un escenario temido en la época dorada de José Saturnino Cardozo, cuando los Diablos Rojos imponían condiciones y el resto de los clubes de la Liga MX llegaban sabiendo que salir con puntos era una misión casi imposible.
Hoy, con Mohamed en el banquillo y un equipo consolidado, el Infierno volvió a arder. Ahí se construyó el bicampeonato y se reafirmó una verdad histórica: en Toluca, los títulos también se ganan desde la tribuna.
De cara al Clausura 2026, los Diablos Rojos vuelven a partir como favoritos y el Infierno puede volver a ser factor para que los choriceros obtengan el tricampeonato.
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