El Milan y el Juventus firmaron en San Siro un empate sin goles anodino, con ausencia de ocasiones, marcado por el conservadurismo de ambos equipos para culminar un tostón que culminó con un punto para cada equipo con el que se mantienen igual que antes del inicio de la jornada: muy lejos del liderato de la Serie A.
Tanto Juventus como Milan mostraron todas las carencias que les han llevado a transitar por la zona límite con los puestos europeos lejos de la pelea por el ‘Scudetto’ por el que sí pugnan el Inter, el Nápoles y el Atalanta. Una propuesta ramplona, conservadora y anti estética primó durante casi todo el choque, infumable y desesperante para el espectador, aburrido entre la falta de mordiente de ambos equipos.
Sobre todo en el primer acto, en el que no hubo ocasiones dignas de mención. En el lado del Milan, apenas un cabezazo de Álvaro Morata a pase de Rafa Leão que no vio ni portería; y en el del Juventus, un disparo lejano de Federico Gatti que atajó sin problemas Mike Maignan y un intento de Francisco Conceiçao que interceptó Theo Hernández.
No hubo nada más. El Milan apostó por jugar sin delantero pese a contar con la presencia de Morata en el terreno de juego. Paulo Fonseca recuperó a su atacante, lesionado la pasada jornada, pero lo utilizó para presionar sin descanso hasta el agotamiento alejado constantemente del área del Juventus y muy escorado hacia los costados. Morata teóricamente, era el único ariete de su equipo. Pero sólo era una teoría, porque la realidad era distinta.
Fonseca también recuperó a Matteo Gabbia y el Juventus saltó al césped de San Siro con tres caras nuevas respecto a su victoria frente al Torino (2-0). Aparecieron Michele Di Gregorio, Conceiçao y Weston McKennie y desaparecieron Mattia Perin, Timothy Weah y Dusan Vlahovic (fuera por lesión). Dio igual, porque no cambió nada. El resultado de esas variaciones fue un tostón que ambos equipos han normalizado en casi todos los partidos que han disputado en el presente curso.
El paso por vestuarios tampoco trajo cambios en la actitud del Milan y del Juventus. Todo siguió igual, con ese juego lento y parsimonioso con el que parecían estar a gusto ambos equipos. De hecho, hasta el minuto 70, cuando Rafa Leão pidió un posible penalti por un derribo de Nicolò Savona, no hubo nada reseñable. Hasta se celebró un ‘casi’ remate de Andrea Cambiasso, que no conectó con el balón en el acercamiento más claro del Juventus hasta el tramo final.
Tal vez muchos esperaban que el Milan o el Juventus se desmelenaran en los últimos minutos, pero ese deseo era una quimera. Sólo una jugada aislada podía desnivelar la balanza de un duelo para olvidar. Esta no llegó. Apenas un disparo de Youssouf Fofana por encima del larguero fue toda la provocación que lució en las estadísticas de un 0-0 para olvidar y que dejó a ambos equipos como estaban: el Milan, séptimo con 19 puntos y silbado por su afición al finalizar el encuentro, a seis del Juventus, sexto y último que ocupa una plaza europea.